Dólar: cepo y el riesgo de un cisne negro

El escenario económico en Argentina está un poco convulso, y la necesidad de un programa de estabilización se siente más que nunca. Las recientes ventas de dólares por parte del Tesoro fueron vistas como la “frutilla del postre” en toda esta mezcla de decisiones complicadas del Banco Central y el Tesoro. Todos reconocen que la situación actual en términos monetarios y financieros es solo temporal; ya no se puede sostener por mucho tiempo este vaivén.

En las charlas que se generaron en reuniones tanto presenciales como virtuales, muchos expresaron su preocupación por la falta de planificación y la creciente improvisación del equipo económico. La sensación general es que lo que ocurre no es solo un riesgo K, sino que hay algo más profundo que no está funcionando. Esto se traduce en un estancamiento de la actividad económica, la caída de la confianza y un aumento del riesgo país. Un ex funcionario del BCRA, ahora reconocido en círculos económicos, no dudó en afirmar que tras las elecciones, algo contundente se podría estar preparando.

La crítica en torno a cómo se ha manejado la situación económica ha sido común. Algunos comentan que el diagnóstico del equipo económico de que todo se debe al clima electoral es, en parte, erróneo. Hay un consenso de que el dólar a $1.300 no es una solución sostenible. La demanda de divisas de la gente ha crecido, y eso no se aguanta por más tiempo. Hay muchas preguntas sobre si vendrán restricciones o limitaciones a la compra de dólares. El Fondo Monetario Internacional tampoco esperaba que la apertura del cepo fuera tan despejada, especialmente para operaciones grandes.

Crisis política en el gobierno de Milei

Mientras se vive un momento político tan intenso, ha surgido una crisis en el equipo de redes sociales del Gobierno, que parece desorientado ante la polémica por los audios filtrados y el escándalo de Spagnuolo. Un grupo de economistas, en lugar de viajar a Bariloche para un encuentro, optó por reunirse a discutir sobre la coyuntura actual.

A menos de dos meses de las elecciones de medio mandato, el Gobierno ha mostrado un optimismo que no se condice con la realidad económica. Intentan mantener un equilibrio entre el dólar y la tasa de interés, pero sin reservas, acceder al mercado de crédito se hace cada vez más complicado, y con la montaña de vencimientos de pesos, la presión es creciente.

La demanda de dólares ha encontrado una respuesta en la oferta de atesoramiento de las personas. Un experto mencionó que este panorama es solo para quienes tienen acceso al dólar mayorista, lo que se denomina el famoso “rulo”. En este contexto, la situación se ha vuelto complicada con las intervenciones del mercado, y algunos analistas advierten sobre un posible pozo de iliquidez en torno al precio de $1.360.

El panorama es claro: la economía no está para grandes festejos. En un año electoral, un nuevo “cisne negro” puede aumentar los riesgos. Lo que queda claro es que la estrategia actual parece ser aguantar hasta el 26 de octubre, mientras se manejan tasas de interés desmedidas y aumentos en los requerimientos.

Expectativas y proyecciones

Las esperanzas están puestas en que el Gobierno no sufra una derrota abrumadora en Buenos Aires y logre una victoria a nivel nacional. Hay un anhelo de descompresión del riesgo país y normalización de la tasa de interés. Muchos esperan un ajuste del programa después de las elecciones, que incluya un cambio en las bandas cambiarias y un plan de acumulación de reservas a un dólar más alto.

Sin embargo, hay dudas sobre si al final se podrá convocar expectativas sin reintroducir controles de capitales y bajar el riesgo país. El fantasma de la gestión de Macri sigue pesando sobre los inversores. En debates recientes, se habló de cómo, a pesar de un ajuste fiscal que genera volatilidad, las reservas no se están acumulando como se deseaba.

Con respecto a salir del cepo, se considera que es positivo, pero hay advertencias sobre las limitaciones que conllevan las bandas cambiarias. Si el dólar sube demasiado, las intervenciones se vuelven necesarias, lo que podría consumir más reservas y resultar arriesgado. Los inversores extranjeros también esperan tranquilidad en los resultados de las elecciones.

Mientras tanto, el índice Merval en dólares, ajustado por la inflación de EE.UU., se encuentra en una caída considerable, afectando los retornos. En un contexto electoral, el comportamiento del mercado bursátil está influenciado por expectativas de resultados, lo que añade otra capa de complejidad a la situación económica actual.

Con cada movimiento en el tablero político y económico, las miradas están puestas en cómo este clima va a afectar tanto a los inversores como al ciudadano de a pie. Queda esperar para ver cómo se desarrolla este panorama.

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